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«La creación de las matrículas de especialistas fueron conquistas en nuestra profesión»

Palabras de la Lic. Vanesa Holgado (Esp. en discapacidad) leídas en el acto de entrega de certificados a especialistas el 11 de diciembre de 2017.

Buenas tardes y Bienvenidos.

Nos encontramos, una vez más, para celebrar la titulación de especialistas en: Niñez, Adolescencia y Juventudes; Educación, Jurídico Criminológico, Salud y Discapacidad, del Colegio de Profesionales de Servicio Social de la Provincia de Córdoba. En estos 17 años el camino recorrido por los 71 especialistas han permitido jerarquizar la profesión desde el lugar del saber, valorando la praxis con expertise, construyendo otros modos de pensar, enriquecida por la subjetividad de las diferentes realidades de nuestros colegas. La creación de las matrículas de especialistas fueron conquistas en nuestra profesión, pero más aún, el reconocimiento de la intervención social en ciertos campos específicos. Este año tiene la particularidad de contar con las 2 primeras especialistas en discapacidad, reconocida como un campo de intervención que fue tomando entidad en la historia del trabajo social.

En el devenir histórico del trabajo social la profesión ha ocupado ciertos espacios y funciones de acuerdo a requerimientos y condicionamientos macro, donde la seguridad social y el riesgo contaban con más certezas que incertidumbres. Con el quiebre de la sociedad salarial, la internacionalización de las relaciones estatales, el incremento de la desigualdad por la concentración de la riqueza, nos lleva a encontramos frente a un escenario altamente competitivo, complejo, excluyente, donde cada vez más personas quedan desafiladas de un sistema que pocas respuestas provee.

En este nuevo marco, el Trabajo Social tiene una visibilidad distinta y ha conquistado en el campo social lo que antes era negado. Intervenimos para hacer visible procesos subjetivos que tienen un sustento social y que no solo impactan en la persona, sino también en su familia, la comunidad y la sociedad. Ante estos desafíos de descolectivización el trabajador social tiene una exigencia que es la formación continua y la capacidad de profundizar y brindar estrategias acertadas ante el derrotero de intentos de inclusión. Parafraseando a Bourdieu en este racismo de la inteligencia se terminan naturalizando las diferencias y el papel de los psicólogos, de los médicos y de los psiquiatras se acentúan, por lo cual, “los casos sociales se convierten en casos psicológicos, las deficiencias sociales en deficiencias mentales, etc.”( Bourdieu, 2013 :265). En este entramado de relaciones de poder y saber, el trabajador social tiene una responsabilidad y obligación profesional: intervenir en las especificidades, pero a su vez, ocupar un lugar simbólico en el ámbito institucional, estatal, social, profesional, comunitario, de políticas sociales, jurídico, educativo, en los que existe un persistente accionar de desplazar lo social y reducirlo a problemas psicológicos, económicos, laborales, fragmentando lo colectivo para convertirlo en responsabilidades individuales de las personas. La descolectivización sume al ser humano en la desprotección extrema de afrontar las situaciones adversas de manera solitaria, sin pertenencias, donde el “salvese quien pueda” es un precepto enquistado.

“Esta relación intrínseca y cuasi íntima con los sujetos de atención, sometidos a procesos de desafiliación y marginalidad, nos ha ubicado en un rol profesional “marginal” y “prescindible” en sendos espacios institucionales y niveles de intervención” (Holgado, 2017). El trabajador social tiene que salir de esa zona de marginación en la cual se ha querido asignarle, pero esto solo se puede superar con idoneidad, haciendo valer el rol profesional y teniendo claridad sobre las incumbencias profesionales, es decir, es una responsabilidad propia, nos obliga a salir de la zona de confort, a hacer una autocrítica de nuestra praxis y poder superarnos día a día en nuestro accionar profesional.

Tomando a Dubet en su referencia a nuestra profesión, dice: “Son a la vez presa de un sistema de Integración flotante, de una política de servicios y de un deseo de reconocimiento probablemente tan inagotable Como el de los ¨casos sociales¨. (Dubet, 2013 :402). El deseo de reconocimiento que plantea Dubet es tan real, como posible de transformar en la concreción del mismo; este reconocimiento primero tiene que partir de nosotros, es decir, tenemos que tener claridad de la función que cumplimos, del servicio profesional que ofrecemos y de la entidad de nuestras palabras, de nuestros pensamientos, de nuestras acciones. No basta con reclamar a los otros lo que nosotros no hemos podido asumir.

Esta madurez profesional es necesaria para actuar con firmeza ante un mundo atormentado por la exclusión, por el horror de las diferentes formas de violencia, la precarización laboral y los procesos de individualización.

La cambiante realidad nos impone la capacitación continua, el repensar nuestras prácticas, proponer nuevas estrategias que se adecúen al aquí y ahora. La formación también es una responsabilidad ética al servicio de las personas que acuden a buscar nuestros servicios, ellos más que nadie merecen profesionales idóneos para proveer alternativas a problemas cada vez más complejos.

Jerarquizar nuestra profesión es valorizar a los trabajadores sociales, implica actuar con expertise ante las intervenciones interdisciplinarias, es proveerle la entidad y derechos a las personas que acuden a nuestros servicios, es visibilizar ante la sociedad lo que quiere ser negado, es interpelar al Estado por su omisión y por políticas públicas deficitarias que reproducen la marginación y exclusión, es tener la plasticidad de intervenir con diferentes grupos sociales y económicos, es contar con las herramientas necesarias y pertinentes ante una situación específica.

Esto es una tarea propia y colectiva, por esto invitamos a todos los Trabajadores Sociales a que se sumen en este camino de jerarquizar la profesión, de la formación continua, de luchar contra los intrusismos profesionales, de mirar más allá del hoy, para constituirse en una tarea diaria que dará sus frutos en lo inmediato y sedimentarán un futuro más prominente.

Por todo esto “Es necesario desestructurar lo dado y comenzar a interpelar lo establecido, para construir un saber social que contenga la riqueza de la subjetividad y el poder de lo colectivo.”(Holgado, 2017)

Muchas gracias y felicitaciones a los nuevos especialistas.

Lic. Vanesa Holgado

MP:10-1744

Esp. Discapacidad : 68

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